lunes, 14 de septiembre de 2009

Curiosidades pseudo científicas II: el gato volador u otra vuelta de tuerca a la ley de Murphy

     Según la ley de Murphy, partimos de dos premisas lógicas: si dejas caer una tostada con mantequilla, caerá al suelo con la cara de la mantequilla hacia abajo; si tiras un gato desde una ventana u otro lugar elevado, aterrizará sobre sus patas.

     Pero, ¿qué pasaría si atásemos una tostada con mantequilla al lomo de un gato, con la parte de la mantequilla hacia arriba? ¿Caería el gato sobre sus patas, o la mantequilla se untaría sobre el suelo?

      La respuesta es obvia: las leyes de la mantequillología requieren que la mantequilla toque el suelo, y las igualmente estrictas leyes de la aerodinámica felina requieren que el gato no pueda caer de espaldas. Si el conjunto combinado tuviese que aterrizar, la Naturaleza no podrá resolver esta paradoja. Por tanto, simplemente no caerá.

     Efectivamente, has descubierto el secreto de la antigravedad: un gato con mantequilla, una vez liberado, se moverá rápidamente hasta una altura donde las fuerzas de retorcimiento gatuno y la repulsión de la mantequilla estén en equilibrio. Este punto de equilibrio puede ajustarse raspando un poco de la mantequilla, proporcionando así poder de ascensión; o quitando algunas de las patas del gato para descender.

     La mayoría de las especies civilizadas del Universo ya usan este principio para hacer funcionar sus naves mientras están dentro de un sistema planetario. El fuerte zumbido que oyen la mayoría de los que avistan OVNIs es, de hecho, el ronroneo de varios cientos de gatitos. El obvio peligro es, por supuesto, que si los gatos consiguen comerse la mantequilla de sus espaldas, caerán inmediatamente. Por supuesto los gatos caerán sobre sus patas, pero esto normalmente no les resulta muy beneficioso puesto que inmediatamente después de efectuar su gracioso aterrizaje, varias toneladas de nave espacial al rojo vivo y alienígenas desconcertados se estamparán sobre ellos.

Fallos en la Teoría de los Gatos Voladores

     Un análisis lógico de la teoría de propulsión por FAGM (Fuerza Antigravitatoria del Gato con Mantequilla) demuestra claramente la imposibilidad de tal sistema.

     Comencemos por un análisis simple.

1) El pan con mantequilla debe caer con la cara de la mantequilla hacia abajo

2) Un gato siempre cae sobre sus patas

     Mientras que ambos teoremas no admiten disputa, el Oráculo no proporciona ninguna prueba del conjunto. El Oráculo implica que cualquiera que "probase" este artefacto encontrará inmediatamente el secreto de la FAGM.

     Esto es claramente un sinsentido.

     Asumamos un universo Einsteniano normal (aunque un universo Euclídeo servirá igual de bien a nuestros propósitos). Para probar la FAGM, uno debe conseguir: pan, mantequilla, (la margarina, por alguna razón desconocida, no funcionará nunca) un gato y un dispositivo de fijación .

Supongamos que todo eso está disponible.

Coloca el dispositivo de fijación en el gato.

¿Ves lo que ocurre?

No hay gato.

     ¿Qué ha pasado? Nos hemos topado con una ley universal a priori. Por "a priori" nos referimos a que tiene prioridad sobre el Principio del Pan con Mantequilla o la Ley de los Aterrizajes Felinos. Lo que pasa es que en el momento en que un dispositivo de fijación y un gato ocupan el mismo espacio tetradimensional, el gato desaparece.

     Ahora bien, esto puede comprobarse con facilidad, y se ha hecho repetidas veces. Para explicar los motivos, existen dos escuelas de pensamiento sobre este fenómeno.

     La primera sostiene que un gato y un dispositivo de fijación están constituidos de diferentes bloques de construcción fundamentales. De acuerdo con esta teoría, un gato está constituido principalmente de superquarks (llamados "miaus" por los teóricos de la corriente). Estos superquarks muestran cualidades a la vez atómicas (constituidos, como están, por agrupaciones de quarks normales) y gatunas (por lo que esos quarks exhiben características de partículas "encantadas" o "afortunadas" ).

     De nuevo de acuerdo con esta teoría, los materiales de fijación se hacen de partículas no-encantadas. La unión de ambas causa que las unas se cancelen a las otras. Un aspecto de esta teoría que no ha sido suficientemente explicado por ahora es que sea siempre el gato y no el dispositivo de fijación, el que desaparece.

     La segunda escuela de pensamiento, que hoy en día parece estar ganando terreno en los círculos académicos, sostiene que los gatos son, en realidad, seres pan-dimensionales y super-inteligentes que existen en nuestro universo de cuatro dimensiones sólo porque está lleno de buena comida y de criaturas lo suficientemente estúpidas para proporcionarla, junto con mucha atención. En el momento en que aparece un dispositivo de fijación, el gato simplemente abre una puerta a una serie de dimensiones diferente, y se va de viaje un poco más.

     De acuerdo con esta teoría, el ronroneo es la forma en que el gato mantiene un equilibrio constante entre múltiples dimensiones. Esta escuela sostiene que la antigravedad es imposible, pero que en teoría si se agarra REALMENTE bien a un gato a la vez que se coge un dispositivo de fijación, podría ocurrir que fueramos capaces de cruzar dimensiones con facilidad (arañazos aparte, claro). Los pesimistas argumentan que si hubiese algo realmente interesante en esas otras dimensiones, los gatos no pasarían tanto tiempo por aquí, así que, ¿para qué buscarse unos buenos arañazos?

Curiosidades pseudo científicas I: Cuánto mide el campo de Oliver y Benji

     Seguro que cientos de veces te has preguntado como era posible que un partido de fútbol de 90 minutos durase capítulos y capítulos en la serie Oliver y Benji, también conocida como "Campeones".

     Pues bien, haciendo una serie de cálculos relativamente sencillos, se consigue dilucidar la respuesta a esta cuestión. Para empezar, vamos a encontrar la distancia a la que se ve el horizonte, y para ésto basta un poco de trigonometría:

     El radio de la Tierra (6327 Km.), el radio de la Tierra más la altura del observador (calculémosle 1’70 m, aunque sean japoneses, y por tanto pequeñitos), y la línea que va de los ojos del observador al horizonte forman un ángulo rectángulo.

     El ángulo al centro de la Tierra resulta ser ß. De aquí se puede deducir la ecuación:

6378 Km = 6378,0017 Km*coseno (ß)

     Es de ella de donde se puede obtener el ángulo al centro de la Tierra (ß). Como final de la parte científica, la distancia del observador a la línea del horizonte se puede calcular como 6378,0017 Km * seno (ß).

     La cuestión es que la distancia a que una persona de 1,70 m de altura ve el horizonte es de alrededor de 4’5 Km. Teniendo en cuenta que la línea de puerta aparece cuando un jugador está (más o menos) a 3/4 de la longitud del campo, es fácil deducir que Oliver y Benji juegan en un campo de aproximadamente ¡¡¡ 18 Km. de longitud !!!

     Y aquí comienzan las cuestiones que a uno le acuden a la cabeza inmediatamente: ¿a qué velocidad media corre Oliver (o Mark o Julian)? ¿A 150 kilómetros por hora? (Esto explica por qué este pobre enfermo del corazón no consigue nunca acabar un partido).

     Pero hay más preguntas: ¿os habéis fijado que, cuando Oliver Atom chuta desde su área un balonazo que atraviesa los 18 Km. de campo, agujerea la red e incluso la pared del fondo? La pregunta obvia es ¿hacen controles anti-dopaje en Japón? ¿A que velocidad dispara Oliver? ¿A 16.800 kilómetros por hora? ¿No rompería la barrera del sonido varias veces? ¿No se reventaría el balón varias veces? El balón… ¿es en realidad un balón o una bala de cañón de la primera guerra mundial? ¿Como puede un portero como Benji parar un cañonazo de Oliver? ¿Le arrancará los brazos o parará el balón disparando un misil tierra-aire con un misil Sidewinder? ¿Usará un Bulldozer? Y poniéndonos tétricos… ¿y si el balón impacta en la cabeza de otro jugador (o en otro jugador) nada mas ser disparado a la velocidad de 16.800 Km./h? ¿Le arranca la cabeza o lo atraviesa? ¿El balón revienta? ¿Revienta la cabeza? ¿Como logra Oliver que no se le salga los huesos de la pierna? ¿Dando varias vueltas sobre si mismo hasta que acabe el giro por inercia?

     Otra más: ¿Qué esquema de juego usan? ¿Será el 1-1-1-1-1-1-1-1-1-1? ¿En qué consiste la técnica del contragolpe? ¿Cómo reclaman los defensas “fuera de juego”? ¿Disparando una bengala al aire? ¿Cómo detienen a un jugador lejano? ¿Le disparan? ¿A las piernas, o hasta que se detenga?

     Si un hincha enfervorecido invade el campo, ¿cómo y cuándo lo pillan? ¿Usan un misil tierra-tierra? ¿llaman a Mazinger Z? Si un jugador cae a tierra, ¿no se arriesga a morir antes de que lo encuentren? ¿Cómo se puede hacer una obstrucción?

     Al final del partido, ¿pasa el autobús a recoger a los jugadores, o deben dirigirse solos al vestuario? ¿Cómo sabe el árbitro si los jueces de banda señalan algo? ¿Con emisoras de radio? Si uno atraviesa a la carrera todo el campo, regatea a todos, portero incluido, digamos tras un par de horas de carrera, y tira a puerta vacía y falla, ¿qué hace? ¿Se mete un tiro allí mismo? ¿Y cuando descubre que el partido había acabado hace media hora, e incluso había pasado el descanso? ¿Como hace después el que corta el césped para mantenerlo cortado? ¿No crecerá otra vez la hierba antes de que termine de realizar su trabajo? ¿Esta condenado a realizar un trabajo sin final? ¿Trabaja mientras juegan? ¿Con que pintan las rayas del campo? ¿Con un F-18 en vuelo rasante?

     Si en un partido se ve más de un gol, ¿pasa a la Historia? Si un jugador llamado por el árbitro escapa para no dejarse reconocer, ¿organizan un equipo de búsqueda? Si un equipo consigue mantener el control del balón durante, digamos, tres cuartos de hora, y un jugador lo pierde, ¿qué le hacen? ¿Vivisección?

     Cuando deben hacer un cambio, ¿envían a los scouts a avisar? ¿Cuántos asientos hay en las tribunas? ¿Caben los habitantes de países enteros en las gradas del campo? Para encontrar tu asiento… ¿debes llevar un GPS? ¿Un Vespino? ¿Los ultras se comportan como de costumbre, o están demasiado lejos? ¿Con qué lanzan objetos al campo? ¿Con un bazooka? ¿Como ven algo de lo que ocurre en el lado opuesto del campo? ¿Con retransmisiones vía satélite? Y si un equipo juega encerrado en su campo… el publico del otro lado del estadio, ¿que hace mientras tanto? ¿Se van a casa a dormir o juegan al ajedrez? Y lo peor… ¿y si hay NIEBLA?

     En fin, debe quedar claro que para jugar un partido de 90 minutos se necesitan 200 capítulos de media hora…

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La leyenda del conejo de la luna (III)

Nota: éste archivo es un poco largo, así que lo he dividido en varias partes. Sin embargo, fue emitido de una sola vez en el programa radiofónico "http://www.elabrazodeloso.es/wordpress/El abrazo del oso", el día 08 de Abril de 2009. El autor me ha dado permiso para ponerlo en mi blog y cortarlo, pues es muy largo.


ÁFRICA
     
      En África se cuenta que el sol y la luna fueron hermanos, que en un tiempo se sentaban uno al lado de otro. Un dîa, atraparon un conejo para comérselo, lo despellejaron y lo echaron en una olla de agua hirviendo para cocinarlo.
      Mientras se cocía, los hermanos comenzaron a discutir. El sol sacó la piel del conejo de la olla y se la tiró, hirviendo, al rostro de la luna. Desde entonces, puede verse la piel jaspeada del conejo en la superficie de la luna durante la noche, mientras que el sol continúa ardiendo durante el día. Los hermanos no volvieron a sentarse juntos.
ORIGEN INCIERTO
      Sin embargo, aquí no acaban las historias que relacionan los conejos y la luna. Hay una leyenda de origen incierto (parece más bien un cuento que una leyenda), que cuenta que existía un conejo muy arrogante que siempre presumía de ser el mejor en todo. Un hombre, cansado de lo engreído que era el conejo, decidió contarle que había alguien que estaba perdidamente enamorado de él.
      El hombre le contó que la Luna misma había oído sus aventuras y logros y había caído encandilada por él, pero le advirtió que la luna era muy tímida y rehuía siempre a quienes osaban mirarla. Además le dijo que sólo podría escuchar sus palabras si agudizaba el oído con atención. El conejo le preguntó que donde podría encontrarla y el hombre le dijo que al atardecer podría verla.
      El conejo no perdió ni un momento y fue a su búsqueda pero se encontró que era incapaz de alcanzarla. Corría y corría pero nunca la alcanzaba. Su orgullo quedó herido y no podía volver a decirles a todos que no había sido capaz de alcanzar a su amada, así que la persiguió eternamente.
      Es por eso que los conejos son tan rápidos y tienen las orejas tan largas, para poder escuchar las palabras de su amada.
      La relación entre los conejos y la luna, da lugar a leyendas fascinantes en puntos tan lejanos como Latinoamérica, África, Japón y China. ¿Es posible que estas leyendas tengan un origen común? Quien sabe…

La leyenda del conejo de la luna (II)

Nota: éste archivo es un poco largo, así que lo he dividido en varias partes. Sin embargo, fue emitido de una sola vez en el programa radiofónico "http://www.elabrazodeloso.es/wordpress/El abrazo del oso", el día 08 de Abril de 2009. El autor me ha dado permiso para ponerlo en mi blog y cortarlo, pues es muy largo.


CHINA


Existen varias leyendas de origen chino.

Según una de éstas leyendas, existió una vez un hombre noble y fuerte que llegó a ser emperador y terminó por corromperse con el paso del tiempo, volviéndose malvado y cruel. El hombre intentó buscar la manera de convertirse en inmortal.

Su mujer no quería que fuera inmortal, pues lo consideraba demasiado cruel, así que fue ella quien tomó el remedio contra la muerte, huyendo hacia la luna y llevándose a su mascota, un conejo, hasta allí.


Otra de las leyendas chinas, que afirma que en la luna viven conejos, viene del Budismo. Es una leyenda originaria de la India, que se transmitió y adaptó en China y en Japón.

Ésta leyenda afirma que Buda, en una de sus reencarnaciones, fue un conejo que tenía como amigos a un mono, una zorra y una nutria. Un día el conejo propuso a sus amigos que los días de Luna llena buscarían comida extra y se la darían a gente hambrienta. El primer día que hubo Luna llena, el mono trajo plátanos, la zorra un cervatillo, y la nutria trajo pescado. Pero el conejo no pudo traer nada, porque lo único que comía era hierba y eso no lo comen los humanos.

El conejo (Buda) se dió cuenta del gran problema en el que se había metido y decidió que ofrecería su carne como comida. Comunicó su decisión al Rey del cielo. Cuando llegó el momento, el Rey del cielo creó una fogata y el conejo saltó dentro de ella. Pero el fuego que había creado el Rey del cielo no estaba caliente y el conejo no se quemó.

El conejo se quejó de que ese fuego no quemaba y el Rey del cielo le dijo: - Lo importante es que tuviste buena voluntad y fuiste sincero cumpliendo tu promesa de dar tu propia carne como comida. Tu buena voluntad y tu proeza no serán olvidados.

A continuación, el Rey del cielo dibujó un enorme conejo en la superficie de la Luna que recordaría a todas las futuras generaciones la proeza y la buena voluntad del conejo.

En otra versión de la misma historia, Buda va caminando por el bosque y se encuentra a un conejo, este se ofrece a sí mismo como alimento, lo que complace a Buda. En esta versión, Buda honra al conejo colocándolo en la luna para su salvaguarda eterna.



JAPÓN


El conejo de la luna (Tsuki no Usagi), es un elemento de la tradición japonesa inscrito en las leyendas populares. Los japoneses ven en la superficie de luna la imagen de un conejo machacando arroz con un martillo para preparar mochi. El mochi es un pastelito japonés hecho de arroz glutinoso molido en una pasta y después moldeado.

La leyenda japonesa nos cuenta que un viejo peregrino encontró un día un mono, un zorro y un conejo (en otras versiones, el mono es un oso). El hombre, de avanzada edad, se encontraba agotado por su viaje, lo cual le llevó a pedir a los tres animales que le consiguiesen algo de comida. El mono se subió a un árbol y recogió jugosas frutas, el zorro con su gran habilidad para cazar atrapó un ave y el conejo, con gran pesar, volvió con las manos vacías.

Al ver al viejo con la cara triste y cansada, se sintió culpable. Entonces recogió ramas y hojas secas, encendió una fogata y se lanzó dentro para ofrecerse a sí mismo como alimento Al ver esto el viejo vagabundo, conmovido ante el trágico sacrificio del pobre animal, experimentó un profundo dolor, y lloró copiosamente mirando al cielo. Luego, golpeando el suelo con su bastón exclamó:
- Todos merecéis mis alabanzas, pues habéis sido buenos y valientes. No hay ni vencedores ni vencidos, pero la prueba de AMOR del conejo ha sido excepcional.

El viejo, entonces, reveló su verdadera identidad: era una deidad de gran poder que recogió los restos del conejo y los enterró en la luna como monumento a su gesto de solidaridad.

Ésta es una historia de sacrificio y entrega que forma parte de la cultura japonesa. Como nota curiosa, después de narrarla suele explicarse, principalmente a los niños, que los conejos saltan tratando de alcanzar a su héroe que descansa en la luna.

En muchas series de dibujos se aprecia la inclusión del conejo en referencia a la propia tradición japonesa. El ejemplo más notorio de ello es Sailor Moon, con el nombre de la protagonista, Usagi Tsukino (literalmente “conejo de la luna”). La historia del conejo también se observa en Saint Seiya (Caballeros del Zodiaco), donde es relatada por Shiryu. Igualmente, en Dragon Ball incluyen ese elemento, siendo Goku en esa ocasión quien se encarga de llevar el conejo a luna, o en Doraemon, donde éste lleva a todos los niños a la luna a probar un pastel de arroz hecho por el conejo.

La leyenda del conejo de la luna (I)

Nota: éste archivo es un poco largo, así que lo he dividido en varias partes. Sin embargo, fue emitido de una sola vez en el programa radiofónico "http://www.elabrazodeloso.es/wordpress/El abrazo del oso", el día 08 de Abril de 2009. El autor me ha dado permiso para ponerlo en mi blog y cortarlo, pues es muy largo.

 
La luna siempre ha sido objeto de canciones, poemas, estudio, admiración y, sobre todo, leyendas. Una canción infantil de El Salvador que me cantó mi mujer, Flor, hace unos días dice así:
“Luna, luna, dame pan, si no tenés, anda al volcán”; hay otras versiones, en otros países, cuya letra es así:
“Luna, luna, dame pan... porque el que me diste se me cayó en la laguna”,
 O incluso:
Luna Dame pan,


Que soy pequeñito.


Y no me lo puedo ganar.


Cuando sea mayorcito,


Ya me lo podrá comprar,


Luna dame pan.
      En cualquiera de los países latinoamericanos donde se canta, y sea la versión que sea, es una canción tradicional de súplica de un niño hacia la luna para que le alimente con pan.
      Canciones de la luna, hay varias, de varios grupos: Mecano, Molotov, Juanes…, pero también hay leyendas. Concretamente, tres leyendas en tres puntos del planeta me llamaron la atención y me parecieron curiosas. Paso a relatarlas a continuación:
LOS MAYAS
      Hay una leyenda maya que intenta explicar el porqué de esa forma animal que se adivina de noche si miramos hacia la luna. Las sombras de los cráteres en la escarpada superficie lunar, según los precolombinos, simulan un conejo en movimiento, saltando. La leyenda dice así:
Quetzalcóatl (la serpiente alada), el dios grande y bueno, se fue a viajar una vez por el mundo, con forma de hombre. Como había caminado todo un día, a la caída de la tarde se sintió fatigado y con hambre. Pero todavía siguió caminando, hasta que las estrellas comenzaron a brillar y la luna se asomó a la ventana de los cielos. Entonces se sentó a la orilla del camino y, estaba allí descansando, cuando vio a un conejito que había salido a cenar.
 
-¿Qué estás comiendo?, -le preguntó Quetzalcóalt al conejo.
-Estoy comiendo zacate (hierba) – respondió éste. ¿Quieres un poco?
-Gracias, pero yo no como zacate.
-¿Qué vas a hacer entonces?
-Morirme, tal vez, de hambre y sed.
El conejito, triste, se acercó a Quetzalcóatl y le dijo:
-Mira, yo no soy más que un conejito, pero si tienes hambre, cómeme, estoy aquí.
Entonces el dios, enternecido, acarició al conejito y le dijo:
- Tú no serás más que un conejito, pero todo el mundo, para siempre, se ha de acordar de ti.
Y lo levantó alto, muy alto, hasta la luna, donde quedó estampada la figura del conejo. Después el dios lo bajó a la tierra y le dijo:
-Ahí tienes tu retrato en luz, para que todos los hombres en todos los tiempos puedan verte.

Los gatos en la antiguedad (III): el medievo


LA EUROPA MEDIEVAL “DEMONIZA” AL GATO

La Europa de la Baja Edad Media no fue hostil hacia el gato, que, por sus dotes de cazador, se ganaba la simpatía de los campesinos. Se servían de él para combatir roedores de todo tipo, desafiando el juicio de la iglesia – que consideraba al animal como un ser demoníaco -, en conventos y monasterios; incluso más de un santo medieval apreciaba su amistad. Por desgracia, el rebrote de los cultos paganos tras la peste negra y sus estragos (25 millones de muertos en 20 años), hacia mediados del siglo XIV, firmo la sentencia del pequeño felino, asociado a partir de entonces con los ritos “infernales”. La Inquisición, con el Papa Inocencio VIII y su edicto del año 1484, toleró el sacrificio de los gatos con ocasión de las fiestas populares. Ése fue el principio de un largo período de persecución.

QUEMADO CON LAS BRUJAS

A diferencia de perros, vacas, cerdos etc.. que eran juzgados por el tribunal, los gatos eran condenados ala vez que su dueño, brujo o bruja, y quemados vivos en la plaza pública, para gran regocijo de los mirones. Hubo que esperar al siglo XVII para que se terminasen esos malos tratos.

un hecho crucial en la historia de la humanidad acabó de un plumazo con la “buena estrella” del felino. En el siglo XIV se produjo un gran desastre en la sociedad europea que aniquiló buena parte de su población. El azote de la “Peste Negra” tuvo como consecuencia la desaparición de una tercera parte de la población europea (25 millones de muertos en un período de 20 años), especialmente el brote del año 1348. Junto a este cataclismo social aparecieron de nuevo los cultos paganos y esa gran lacra que fue la superstición.
Esta enfermedad social, que consigue transformar cualquier realidad en brujería, fue la causa inicial de la larga persecución de los gatos, especialmente los negros. Sin duda influyeron las características principales del gato, como su carácter misterioso, su mirada intensa y penetrante y su gusto por la vida nocturna. Así se explica que alguien que viera una mirada fosforescente en la oscuridad pudiera creer que estaba en presencia de una potencia diabólica, como por ejemplo una bruja que hubiera adoptado la forma de un animal.

El mundo pareció venirse abajo en aquella época, en la que las guerras, el cambio de clima, las epidemias y los graves problemas políticos diezmaron a la población, sumergiéndola en terribles hambrunas y provocando su ruina. Esta situación allanó el camino para las ideas supersticiosas, pues a alguien había que culpar de todas las desgracias que ocurrían, y el gato fue el sujeto ideal para ello, por su estrecha relación con las religiones paganas de la antigüedad.

Pero no fue el gato la única víctima de la superstición. Otros animales como los perros, sapos, búhos, ratones, murciélagos o comadrejas también sufrieron las consecuencias de estas ideas supersticiosas, y fueron perseguidos y condenados a ser ahorcados o quemados junto con las brujas que los habían inspirado (además de otras colectividades, como los judíos).

La Inquisición alentó esta “caza de brujas”, y de esta manera el papa Inocencio VIII y su bula de 1484, consiguieron establecer como habituales los sacrificios de gatos durante las fiestas populares. Acusado de ser ayudante del Diablo, el gato fue designado como el responsable de las calamidades que se cernían sobre la humanidad, y se convirtió en el chivo expiatorio de la cristiandad. En esa época, el pueblo se divertía con las hogueras para gatos, y cada región tenía sus propios rituales. Eran muy normales las quemas de gatos vivos durante las noches de San Juan. En algunos sitios se encendía una hoguera circular, dejando a los gatos dentro del círculo, y justo en el centro tenían un árbol como único refugio. Cuando las llamas se acercaban, ellos trepaban en masa sobre el árbol, para volver a caer inmediatamente en la pira. Muy refinados que eran en esa época.

En Metz (Francia), los habitantes fueron víctimas de una enfermedad epidémica en 1344, y naturalmente se culpó de ello a los gatos, como representantes de Lucifer. El gobernador ordenó levantar una hoguera y arrojar a ella 13 gatos. Este espectáculo se repitió todos los años hasta 1777, cuando la esposa del gobernador consiguió que se suprimiera “tan bárbara costumbre”.

Otra fiesta parecida se celebraba en Ypres (Bélgica), donde se tenía la costumbre de arrojar gatos desde lo alto de un campanario. La costumbre existe todavía, pero ya sólo se arrojan gatos de peluche, y parece que los participantes se los disputan, pues ahora se considera buena suerte capturar uno de estos gatos.
La cuestión es que en un momento tan delicado como el de la epidemia de Peste Negra, casi se acaba con la población de gatos en Europa, cuando en realidad éste era el mejor método para luchar contra la plaga, provocada por las ratas. Y todo ello debido a la intransigencia y el desconocimiento tan característicos de los humanos. Pero poco a poco, el gato fue recuperándose, y así, su eterno enemigo, el ratón, se convirtió en su salvador, al volver a su tarea en los graneros. Sin embargo, muchas de aquellas ideas supersticiosas sobre los gatos aún perduran entre nosotros.

martes, 1 de septiembre de 2009

Los gatos en la antiguedad (II): Egipto

Nota: este articulo ha sido recogido de una emisión del programa radiofónico "El abrazo del oso", emitido el día 17/06/2009 y cuento con el permiso de su autor para reproducirlo aquí tal cual.

Según nos dice la Real Academia de la Lengua, la definición de “gato” es la siguiente:
Gato: (Del lat. cattus).
m. Mamífero carnívoro de la familia de los Félidos, digitígrado, doméstico, de unos cinco decímetros de largo desde la cabeza hasta el arranque de la cola, que por sí sola mide dos decímetros aproximadamente. Tiene cabeza redonda, lengua muy áspera, patas cortas y pelaje espeso, suave, de color blanco, gris, pardo, rojizo o negro. Es muy útil en las casas como cazador de ratones.


Todo el mundo sabe qué es un gato, y, de hecho, algunos los tenemos en casa como mascotas. La verdad es que cuesta hacerse a la idea de que un animal tan bonito y cariñoso sea una perfecta máquina de matar; sin embargo, no somos ni los primeros, ni los únicos en adoptar gatos como mascotas. Hoy no voy a hablar de los gatos en general, sino de un episodio histórico anecdótico y curioso: los gatos en el Antiguo Egipto.

Hay evidencias arqueológicas e históricas que apuntan a que fue en el Antiguo Egipto, donde surgió el gato doméstico por primera vez, y éste es descendiente del Felis Lybica, una especie de gato salvaje africano. La razón es muy simple: cuando Egipto empezó a crecer, y por lo tanto se dedicó a construir, las ratas se transformaron en un problema. De ahí que los gatos, como cazadores naturales de roedores, se transformaron en aliados útiles, y de ahí, en verdaderos animales semidivinos.

Durante la Edad Media nace la falsa creencia de considerar al gato negro como de mal agüero, por asociarlos con las brujas; esto dio lugar a que los fanáticos sacrificaran a miles de estos animales. El aniquilamiento fue tal que, cuando la peste negra azotó Europa en el siglo XIV, causando más de veinticinco millones de muertos, apenas quedaban ejemplares para luchar contra las ratas, principales propagadoras de la enfermedad. De hecho, y según los últimos estudios realizados, la plaga fue tan devastadora, debido, precisamente, al exterminio de los gatos. La Iglesia alentó de tal forma la persecución de los animales, que llegó a convertirse en espectáculo la quema de estas pobres criaturas en las hogueras de la noche de San Juan. En el siglo XIV, el Papa Clemente decidió acabar con la Orden de los Caballeros Templarios, acusándoles de homosexualidad y de adorar al demonio en forma de gato.

En el año 1400, la especie estuvo a punto de extinguirse en Europa, pero su existencia se reivindica a partir del siglo XVII, debido a su habilidad para la caza de ratas, causantes de tan temibles y desoladoras plagas. A partir del siglo XVIII el gato vuelve a conquistar parte de su antiguo prestigio, y no sólo se utiliza como cazador de roedores e insectos, sino que su belleza lo hace protagonista de cuadros, y de motivos escultóricos.

Volviendo a Egipto, hay restos de un culto religioso a la diosa gata del Antiguo Egipto, Bastet o Bast, ya en las primeras dinastías, pero no será hasta el Imperio Medio (2060-1786) cuando se generalice su representación en las tumbas, y esta situación durará hasta finales del siglo IV d.C. Estas primeras representaciones en el Imperio Medio coinciden con la aparición de las primeras momias de este animal.

La popularidad del gato entre los egipcios se debía principalmente a su eficacia para librar las casas y graneros de roedores y serpientes. Más adelante se usó al gato como auxiliar en las actividades de caza, sobre todo de aves, sustituyendo al perro. Esta es una de las capacidades que más llama la atención de los gatos egipcios y existen varias pinturas murales en tumbas donde se puede observar al dueño practicando la cacería. La función del gato es recoger las piezas abatidas y depositarlas en la barca. Este gato amaestrado, que aparece representado sobre todo en el Imperio Nuevo, llama precisamente la atención porque no sabemos cómo los adiestraban los egipcios para esa función.

Los egipcios no tenían un nombre definido para los gatos, y los llamaban por su onomatopeya: miu.

Los gatos tenían un estatus social reconocido en Egipto y la prueba nos la aporta Herodoto (484-424 a.C.), historiador griego, conocido como el padre de la historia, que viajó por Egipto hacia el año 450 a.C. En su obra “Historias”, en el segundo libro, de nombre Euterpe -musa de la música-, nos narra con detalles las costumbres del pueblo egipcio, y entre éstas, el culto que se rendía a los animales. El historiador nos cuenta en su libro que "...la gente de las ciudades ofrece sacrificios de esta manera: adoran al dios al cual está consagrado el animal, cortan al rape el pelo de los niños, o solamente la mitad o incluso la tercera parte, y el peso en plata del pelo cortado se entrega a la servidumbre del animal en cuestión. Con este dinero se compra el pescado con que se nutre a los animales sagrados”.

"Si alguien mata voluntariamente a uno de estos animales es condenado a muerte y si lo hace involuntariamente, paga una multa que fijan en cada caso los sacerdotes.” Así pues, siempre según Herodoto, era peor matar a un gato que a un hombre. Si se mataba a un hombre, siempre cabía la posibilidad de un indulto, pero si el muerto era un gato, ni el propio faraón tenía poder para ello, y la condena era a muerte. Es más: si un egipcio descubría un gato fuera de las fronteras egipcias, era su deber y obligación llevarlo a tierra egipcia, sano y salvo.

En caso de un incendio, se salvaba primero al gato. Herodoto cuenta, a raíz de esto que "cuando se declara un incendio, es sorprendente lo que sucede con los gatos. La gente se mantiene a cierta distancia cuidando a los gatos y sin preocuparse lo más mínimo de apagar el fuego. Pero los gatos se escurren por entre la gente o saltan sobre sus cabezas y se precipitan en el fuego. Y cuando esto sucede, los egipcios se quedan muy apenados.”

Por último, y refiriéndose a la muerte de éstos animales, el historiador griego plasma en su libro que “cuando en una casa perece un gato de muerte natural, todos sus inquilinos se afeitan las cejas (...). Los gatos muertos se llevan a un lugar sagrado donde son embalsamados y luego se entierran en Bubastis – la ciudad consagrada a la diosa de los gatos – (...)".

Otro autor griego, Diodoro Sículo o de Sicilia, historiador del siglo I a. C (no sabemos con exactitud las fechas de su nacimiento ni de su muerte), en su obra Bibliotheca historica 1.41, 1.83 (libro 1, que trata de Egipto), narra el caso de un romano que, en el año 60 a.C (el mismo año en el cual Julio César formaba el primer Triunvirato junto con Pompeyo y con Licinio Craso), mató sin querer a un gato en la ciudad de Alejandría. Una multitud furiosa de egipcios linchó al pobre hombre, que no se salvó de la muerte. Ni siquiera le pudieron salvar los emisarios que envió el rey egipcio con el fin de mediar ante la exaltada turba.

Así pues, los gatos en Egipto fueron venerados y respetados desde mucho tiempo atrás y no sólo como mascotas, sino también como un miembro más de la familia, incluso con más valor que los propios humanos. Esto era así, porque un gato representaba la caza de los animales que se comían el trigo y, por tanto, la muerte de los recursos del país y, por ende, del propio país. No olvidemos, además, que, durante años, Egipto fue el granero de Roma, proveyendo de trigo a la capital del Imperio Romano y, por tanto, no es de extrañar que quisieran tanto a los gatos y que fuesen tan importantes en sus vidas.

Los gatos en la antiguedad


En la antigüedad egipcia, el gato conoció su momento de gloria, ya que mataba las ratas, grandes devoradoras de cereales y ahuyentaba a las serpientes, muy numerosas a orillas del Nilo. Era admirado por su belleza y temido por sus cualidades “mágicas” que no eran otra cosa que la capacidad de sus pupilas para contraerse a la luz de la Luna y el Sol. Bastet, diosa de la fecundidad, era representada por una gata. Este animal era objeto de tal veneración que, cuando moría, toda la familia se afeitaba las cejas en señal de duelo; en caso de incendio, se salvaba primero al gato tutelar y , si moría entre las llamas, la familia superviviente se cubría de hollín y recorría las calles pregonando su culpabilidad. Matar un gato, incluso involuntariamente, era un delito castigado a menudo con la pena de muerte: el culpable era lapidado por el pueblo.


UN SEMIDIOS DESACRALIZADO EN EL MUNDO GRECORROMANO

Los gatos domésticos fueron exportados de manera fraudulenta desde Egipto por los mercaderes fenicios y se extendieron paulatinamente por todos los países mediterráneos.
Pese a que las leyes egipcias prohibían sacar del país los gatos sagrados, los marinos fenicios se los llevaban de contrabando. Los gatos se vendían igual que otros tesoros de Oriente y, en la antigüedad, se encontraban a lo largo de toda la costa mediterránea. Al parecer, los romanos fueron los primeros en introducirlos en Europa.
En Grecia, el recibimiento fue moderado porque la garduña – animal muy parecido a la marta, pero más corpulenta – ya ocupaba el puesto del gato y protegía las cosechas de los roedores: “¡Os lamentáis por un gato enfermo – dice el poeta griego Anezandrid a un egipcio – acabaría con él para quitarle el pellejo!”. El zócalo de una estatua, fechada en el año 80 a. C., muestra a unos jóvenes griegos azuzando a un perro contra un gato. La población helénica no lo adoró y se limitó a adoptarlo sin reconocer su talento depredador. Roma, en cambio, le otorgó el papel de compañero, cazador de ratas y encarnación de Bastet, la diosa. En el año 392, cuando el culto romano ya había fusionado la adoración a Bastet y a Diana, la prohibición de los ritos paganos decretada por el emperador cristiano Teodosio fue el punto de partida de una desconfianza súbita ante el gato que se mantendría durante siglos.
Grecia y Roma asimilaron el culto a Bastet en las figuras de Artemisa y Diana, dos diosas asociadas a Bastet. Sin embargo, la Iglesia desde sus principios consideró al gato como una criatura demoníaca, debido a su relación con los antiguos “cultos paganos”. A pesar de esto, durante la Alta Edad Media se tenía en mucha estima a este animal, por sus habilidades cazadoras, y así los campesinos e incluso los conventos y monasterios hacían uso de él para acabar con los roedores.

EL GATO EN ASIA


En China, el gato fue conocido a partir de la época de la dinastía Han, hace unos 3000 años, es decir, poco después de Egipto. Era un animal de compañía que solía reservarse a las mujeres, y a veces se le atribuyó el poder de atraer la mala suerte. Paradójicamente, también se le suponía la cualidad de alejar a los demonios gracias a sus ojos, que brillan en la noche. Según decían, Li – Show, divinidad silvestre, tenía incluso el aspecto de este felino. En el siglo VI d. C., el gato llegó a Japón, pero no se introdujo realmente en ese país hasta el año 999, a raíz del decimotercer aniversario del emperador Ichijo. A veces benéfico y cómplice, con su pelaje de concha de tortuga, a veces maléfico, con su cola bifurcada, el gato tuvo tanto éxito en Japón que una ley del siglo XVIII prohibió encerrar los ejemplares adultos y comerciar con ellos. Al igual que en Egipto, también fue venerado en la India, donde Sasti, diosa de la fecundidad, tomó apariencia de una gata. Quizá se trataba de la versión hindú de la egipcia Bastet.

Empezamos bien el blog... ¬¬'


Pues sí, empiezo bien el blog, al enterarme de que mi querida Marvel va a ser comprada por Disney (aajjj). Supongo que eso será malo, porque Disney se dedica exclusivamente al pasteleo y ya. Marvel, sin embargo, tiene líneas duras de cómics.

Supongo que, si Disney compra Marvel, querrá remodelar los personajes a su imagen y semejanza y meter más pasteleo. Lo inteligente sería dejarlo como está y no meter tampoco a Mickey y compañía en los cómics de Lobezno, por poner un ejemplo.

     La noticia, de hecho, es que la Walt Disney Company ha anunciado un acuerdo para comprar Marvel por cerca de 4.000 millones de dólares (cerca de 2.798 millones de euros) en acciones y efectivo, con lo que se convierten en los propietarios de los derechos de más de 5.000 personajes de la Marvel.


     Los accionistas de Marvel recibirán 30 dólares por acción y cerca de 0,745 títulos de Walt Disney por cada acción que tuvieran de la compañía de cómics, según han comunicado las dos partes. Disney realiza esta compra después de que algunos de las películas basadas en los personajes de Marvel se hayan convertido en grandes éxitos de taquilla. Sólo las tres películas de Spiderman han generado más de 2.500 millones de dólares de taquilla en todo el mundo.

     Los consejos de administración de las dos sociedades ya han aprobado la operación, que valora cada título de Marvel en 50 dólares, lo que supone una prima del 29% respecto de los 38,65 dólares a los que cerró el viernes. Las bolsas han recibido el acuerdo con reacciones diferentes: las acciones de Disney caían, al tiempo que Marvel subía.


Imagino que, una vez forrado Stan Lee, le importará poco lo que hagan con sus personajes. Pero a los demás sí. Nos importa y mucho. Espero que no acaben como este de aquí.


A ver qué pasa en los próximos días.

Un saludo

Nos leemos

Mutenpepo