lunes, 14 de septiembre de 2009

Curiosidades pseudo científicas II: el gato volador u otra vuelta de tuerca a la ley de Murphy

     Según la ley de Murphy, partimos de dos premisas lógicas: si dejas caer una tostada con mantequilla, caerá al suelo con la cara de la mantequilla hacia abajo; si tiras un gato desde una ventana u otro lugar elevado, aterrizará sobre sus patas.

     Pero, ¿qué pasaría si atásemos una tostada con mantequilla al lomo de un gato, con la parte de la mantequilla hacia arriba? ¿Caería el gato sobre sus patas, o la mantequilla se untaría sobre el suelo?

      La respuesta es obvia: las leyes de la mantequillología requieren que la mantequilla toque el suelo, y las igualmente estrictas leyes de la aerodinámica felina requieren que el gato no pueda caer de espaldas. Si el conjunto combinado tuviese que aterrizar, la Naturaleza no podrá resolver esta paradoja. Por tanto, simplemente no caerá.

     Efectivamente, has descubierto el secreto de la antigravedad: un gato con mantequilla, una vez liberado, se moverá rápidamente hasta una altura donde las fuerzas de retorcimiento gatuno y la repulsión de la mantequilla estén en equilibrio. Este punto de equilibrio puede ajustarse raspando un poco de la mantequilla, proporcionando así poder de ascensión; o quitando algunas de las patas del gato para descender.

     La mayoría de las especies civilizadas del Universo ya usan este principio para hacer funcionar sus naves mientras están dentro de un sistema planetario. El fuerte zumbido que oyen la mayoría de los que avistan OVNIs es, de hecho, el ronroneo de varios cientos de gatitos. El obvio peligro es, por supuesto, que si los gatos consiguen comerse la mantequilla de sus espaldas, caerán inmediatamente. Por supuesto los gatos caerán sobre sus patas, pero esto normalmente no les resulta muy beneficioso puesto que inmediatamente después de efectuar su gracioso aterrizaje, varias toneladas de nave espacial al rojo vivo y alienígenas desconcertados se estamparán sobre ellos.

Fallos en la Teoría de los Gatos Voladores

     Un análisis lógico de la teoría de propulsión por FAGM (Fuerza Antigravitatoria del Gato con Mantequilla) demuestra claramente la imposibilidad de tal sistema.

     Comencemos por un análisis simple.

1) El pan con mantequilla debe caer con la cara de la mantequilla hacia abajo

2) Un gato siempre cae sobre sus patas

     Mientras que ambos teoremas no admiten disputa, el Oráculo no proporciona ninguna prueba del conjunto. El Oráculo implica que cualquiera que "probase" este artefacto encontrará inmediatamente el secreto de la FAGM.

     Esto es claramente un sinsentido.

     Asumamos un universo Einsteniano normal (aunque un universo Euclídeo servirá igual de bien a nuestros propósitos). Para probar la FAGM, uno debe conseguir: pan, mantequilla, (la margarina, por alguna razón desconocida, no funcionará nunca) un gato y un dispositivo de fijación .

Supongamos que todo eso está disponible.

Coloca el dispositivo de fijación en el gato.

¿Ves lo que ocurre?

No hay gato.

     ¿Qué ha pasado? Nos hemos topado con una ley universal a priori. Por "a priori" nos referimos a que tiene prioridad sobre el Principio del Pan con Mantequilla o la Ley de los Aterrizajes Felinos. Lo que pasa es que en el momento en que un dispositivo de fijación y un gato ocupan el mismo espacio tetradimensional, el gato desaparece.

     Ahora bien, esto puede comprobarse con facilidad, y se ha hecho repetidas veces. Para explicar los motivos, existen dos escuelas de pensamiento sobre este fenómeno.

     La primera sostiene que un gato y un dispositivo de fijación están constituidos de diferentes bloques de construcción fundamentales. De acuerdo con esta teoría, un gato está constituido principalmente de superquarks (llamados "miaus" por los teóricos de la corriente). Estos superquarks muestran cualidades a la vez atómicas (constituidos, como están, por agrupaciones de quarks normales) y gatunas (por lo que esos quarks exhiben características de partículas "encantadas" o "afortunadas" ).

     De nuevo de acuerdo con esta teoría, los materiales de fijación se hacen de partículas no-encantadas. La unión de ambas causa que las unas se cancelen a las otras. Un aspecto de esta teoría que no ha sido suficientemente explicado por ahora es que sea siempre el gato y no el dispositivo de fijación, el que desaparece.

     La segunda escuela de pensamiento, que hoy en día parece estar ganando terreno en los círculos académicos, sostiene que los gatos son, en realidad, seres pan-dimensionales y super-inteligentes que existen en nuestro universo de cuatro dimensiones sólo porque está lleno de buena comida y de criaturas lo suficientemente estúpidas para proporcionarla, junto con mucha atención. En el momento en que aparece un dispositivo de fijación, el gato simplemente abre una puerta a una serie de dimensiones diferente, y se va de viaje un poco más.

     De acuerdo con esta teoría, el ronroneo es la forma en que el gato mantiene un equilibrio constante entre múltiples dimensiones. Esta escuela sostiene que la antigravedad es imposible, pero que en teoría si se agarra REALMENTE bien a un gato a la vez que se coge un dispositivo de fijación, podría ocurrir que fueramos capaces de cruzar dimensiones con facilidad (arañazos aparte, claro). Los pesimistas argumentan que si hubiese algo realmente interesante en esas otras dimensiones, los gatos no pasarían tanto tiempo por aquí, así que, ¿para qué buscarse unos buenos arañazos?

2 comentarios:

  1. jajaja, qué bueno....aunque a partir del segundo párrafo ya no me he enterado de nada...

    Oye, ¿no te conté la anécdota del gato de mi abuela? Resulta que mi abuela vivía en un tercero, y en el alféizar de la ventana el gato (se llamaba "Pelusa") estaba paseándose como un Rajá, admirando las hermosas vistas de la Castellana, cuando de repente mi abuela echó la persiana y el gato pudo ver como sus 7 vidas pasaban por delante de él hasta que pegó un lomazo contra el suelo de la calle.

    Pero parece ser que una de las vidas estaba tan cagadilla que no llegó a escaparse, porque aun dando con el lomo contra el duro suelo(y no con las patas, querido amigo) no se mató.

    Un vecino que casualmente había bajado para tirar la basura fue testigo del accidente, cogió el gato y se lo subió a mi abuela, que en un primer momento juró y perjuró que aquel no era su gato, porque Pelusa estaba dentro....hasta que se fijó en el cascabel azul y el colmillo que le asomaba por fuera, para darse cuenta de que aquel era su gato querido.

    Desde entonces y hasta su muerte, Pelusa se mantuvo alejado al menos a 3 metros de cada ventana o puerta de la casa, por lo que comía, dormía, ronroneaba y defecaba pegado a una pared del vestíbulo de la casa...

    Mi abuela ya no tuvo más gatos. FIN.

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  2. XD, sí recuerdo que me lo comentaste una vez y no paré de reírme en una semana XXDDDD

    Básicamente, la tontería es que:

    1.- Si tiras un gato, cae invariablemente sobre sus patas.

    2.- Si tiras una tostada untada con mantequilla, caerá siempre por el lado de la mantequilla.

    3.- Si atas un gato a una tostada untada con mantequilla, dará vueltas eternamente.

    4.- Que como se te ocurra intentar hacer eso, vas a tener arañazos hasta en el DNI XDDD

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