domingo, 3 de octubre de 2010

Algo en qué pensar...

     El otro día viendo un episodio de una serie infantil, la frase que dijeron me pareció demasiado profunda como para ser algo destinado únicamente a un público tan menudo. La frase en sí era: "lo importante no es ganar, sino pasártelo bien en el camino con tus amigos". Y, si lo pensamos bien, es cierto: lo importante no es cómo acabemos nuestra vida (que acabará, porque, como reza un viejo dicho, el día en que nacemos, empezamos a morir), sino cómo la hemos vivido, y con quién. Con quién hemos pasado las mejores o peores experiencias y qué cosas nos quedan de recuerdos. Además, nunca puedes rechazar a una persona porque no sabes si vuestros caminos se cruzarán durante mucho tiempo o no. Si seréis los mejores amigos del mundo o los peores enemigos. Al final, cada uno sigue su camino y las encrucijadas que va encontrando son las que marcan cómo decide seguir su sendero. A cada una de esas encrucijadas se le llama: "decisión". Y, por supuesto, una decisión implica quedarte con algo a cambio de perder otro algo o, lo que conocemos como "cambio".

 
     Cada cambio que haces en tu vida trae unas consecuencias positivas y unas negativas. Y significa perder la comodidad que tenías para adaptarte a otras cosas nuevas. Hay gente que no se adapta a los cambios, pues suceden demasiado rápido para ellas. Hay gente a la que le gusta estar cambiando constantemente. Y, como en casi todo, la sabiduría popular, tiene la respuesta a esto: "Renovarse o morir", que suele decirse. Auto-actualizarse. Seguir en el camino y no perderse. Hacer nuevos amigos, conseguir nuevas metas, nuevos trabajos, nuevas situaciones... y a veces, incluso tú no eres quien decide el cambio, sino que las circunstancias o la vida lo decide por tí. Y esas, justamente esas, son las decisiones más difíciles de tomar. Porque la situación puede sobrepasarte. Porque la situación puede controlarte. Porque te aterra el cambio y sus posibles consecuencias. ¿Y qué hacer entonces? Pues seguir adelante como se pueda, con un par de huevos.

     Pensando en la frase del principio de la entrada, me vino a la memoria el final de "Perdidos" (joé, qué tío más pesao con la dichosa serie :P) y pensé que tenía todo el sentido del mundo el que los protagonistas, al final de su vida, se quedaran no con cómo morían o en qué forma, sino con las experiencias que habían vivido unos con otros y las cosas buenas y no tan buenas que habían compartido.Y aquí puede verse con completa nitidez lo que escribía en el párrafo anterior sobre las decisiones. Una decisión puede llevarte a mil sitios. Y una situación que no controles también... con lo que ello conlleva.

      A menudo se nos dice que tenemos un tiempo finito, una serie de años que hay que aprovechar antes de que dejemos este mundo. A este respecto, había un anuncio de una marca de coches que, por una vez en la vida, hizo un anuncio muy filosófico: "Cada día tienes 1440 monedas que puedes gastar como quieras. Las que no gastes, se perderán y no puedes regalarlas, ni venderlas, ni cambiarlas, pero puedes elegir cómo gastar cada una de esas 1440 monedas". Esas 1440 monedas se refieren, por supuesto, a las 24 horas que tiene un día y que puedes gastar como te apetezca.

 
     Y al final parece que es así: naces solo y mueres solo. Aunque estés rodeado de gente, es un viaje que nadie puede hacer contigo. Lo único que te llevas es lo que has vivido aquí y cómo has decidido vivirlo: lo bueno y lo malo. Y lo mejor es tener buenos ratos y buenos recuerdos con la mejor gente que te hayas encontrado a lo largo de tu camino. Los demás... pfffttt...

     Lo peor es que eso da en qué pensar. Como dice Darwon muchas veces, estamos acostumbrados a no pensar. ¿Qué hacemos al llegar a casa? Encender la televisión, la radio, el ordenador, o salir con los amigos, emborracharnos... ¿para qué? Para no estar solos. Nos da miedo estar solos y pensar, hacer pensamientos introspectivos y ver qué somos y qué hacemos. Y qué es nuestra vida básicamente. Al darnos miedo, ponemos ruído para ahogar nuestros pensamientos y no ser conscientes de nuestro interior. Seguramente, si pudiesemos pensar un poco, veríamos muchas cosas, malas y buenas, pero seríamos más conscientes de nosotros mismos.

     Pero, ¿realmente queremos ser conscientes de nosotros mismos? Da mucho que pensar.

1 comentario:

  1. La verdad, es que hay tantísimo en que pensar, pero prácticamente tenemos miedo de saber o querer saber quienes somos de verdad, ese a quien le sale el indiso un día y muestra su verdadero yo en situaciones que le desbordan, y es ahí donde realmente puedes valorar con sinceridad a esa persona.
    Por otra parte, la soledad está escrita solo para personas que tengan las agallas de sentarse consigo mismo y descubrir las limitaciones humanas y en sí, el mismo hecho de estar solo, es desnudarnos a nuestras realidades que tratamos de cubrir con nuestros títulos, nuestras posesiones, o simple y sencillamente taparlos con cualquier cosa que tengamos a la mano para no vernos en nuestro propio espejo.

    Desde aqui tengo que decir y pedir perdón a las miles de personas que he defraudado tantas veces, por no saber quien realmente soy yo, y quizá haber dado una falsa imagen de lo que realmente no soy yo, pero así somos todos, en esta encrucijada llamada vida, nos subimos todos a una noria donde a veces estamos arriba y tenemos una cara, y cuando estamos abajo y mostramos la otra.. la cuestión es perfilar cual de las dos caras es la verdadera...

    Os invito a revisar un poco el armario de la soledad y preguntarnos quienes somos realmente y sacar ese verdadero yo, que buena falta le hace a este mundo conocer personas que sepan quienes son realmente y asi quitar un par de penas a todos aquellos que nos rodean.

    ResponderEliminar