sábado, 12 de marzo de 2011

CURIOSIDADES Y ANÉCDOTAS DE LOS GATOS (II)

No es fácil ganarse el afecto de un gato. Será tu amigo si eres digno de su amistad, pero nunca tu esclavo. Theophile Gautier, poeta y dramaturgo francés (1811-1872)



LOS GATOS EN LA II GUERRA MUNDIAL

El caso del hundimiento del acorazado alemán Bismarck el 27 de Mayo de 1941 tiene una curiosidad gatuna: el poderoso buque había sido alcanzado al anochecer del día anterior por un pequeño torpedo aéreo en el punto más delicado y vulnerable del casco; los timones que por efecto de la explosión quedaron trincados a babor hacia donde viraba a toda máquina tratando de esquivar a los demás torpedos del resto de la escuadrilla atacante. El resultado fue que el Bismarck fue ya imposible de gobernar y, tras un gran castigo de los barcos de la armada inglesa, se hundió en el mar. Horas después, el destructor británico Cossack husmeaba a poca velocidad la zona del hundimiento en busca de algún resto interesante o algún superviviente más.

En una de esas paradas, tras recoger algo del mar, el barco reemprendía la marcha cuando un marino creyó oír un grito de auxilio o algo parecido, por la banda contraria a la que trabajaba. Suspendida la orden de marcha los británicos escudriñaban el mar en la dirección señalada en busca del origen del grito. Sin embargo, no veían más que restos de petróleo, maderas y un trozo de algo flotante como de 50 centímetros con algo negro encima .Ese algo negro se movía y era un gato negro. Lo que se había oído era su maullido. Debía haber estado esperando a que le recogieran desde el buque pero solo cuando vio que éste se ponía en marcha se decidió a hacerse notar.

¿De donde había podido salir aquel gato? ¿Del Bismarck?, Imposible tras el castigo que había sufrido. Pero, sin embargo, ningún otro buque había sido hundido por aquellas latitudes así que necesariamente tenía que pertenecer a la tripulación del acorazado, así que era un gato alemán y por lo tanto enemigo. Informado el capitán del Cossack, ordenó inmediatamente subir al animal y hacerlo prisionero. Un marinero se ofreció voluntario para bajar para subirlo a bordo. El gato dio un gracioso salto y se encaramó a los hombros de su salvador. Una vez a bordo salto a la cubierta, se sacudió enérgicamente y comenzó a lamerse el cuerpo tratando de eliminar las manchas de petróleo sin prestar demasiada atención a los divertidos marineros que observaban sus maniobras.

Alguien trajo un plato de leche para el minino que interrumpió su aseo para bebérsela e, inmediatamente después, seguir con su tarea. Tras un rato, se dieron cuenta de que llevaba un collar que confirmaba sus sospechas: era alemán y puede leerse su nombre y su graduación: Oscar, Capitán de Corbeta. Al lado aparecía una cruz gamada y otro nombre: Bismarck . De alguna forma había conseguido escapar del destrozado buque. Herr Oscar se adaptó sin traumas a la nueva situación y poco a poco fue explorando el buque. Un mes más tarde el barco ya no tenía secretos para él. Solía pasar revista una vez al día de proa a popa, sin omitir el puente de mando donde el capitán le daba novedades. Desde el 1 de Enero 1939, fecha de su nacimiento oficial ya que un marino estudiante de veterinaria había sentenciado que el gato tenía un año y medio de edad o casi, nació Oscar: ahora tenía un nuevo collar en el que podía leerse: Oscar, Royal Navy, 1941.

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También en la II Guerra Mundial los ingleses necesitaban la colaboración de los birmanos, ya que Birmania tenía una localización estratégicamente clave en el conflicto. Sin embargo, la población no quería hacerlo, dada la gran influencia que tenían los japoneses en ellos. Todos los esfuerzos eran inútiles y la diplomacia aliada ya no sabía cómo conseguir una alianza con los birmanos.

Sin embargo, se les ocurrió aprovechar la creencia que tenían los birmanos, sobre la divinidad de los gatos e hicieron pintar en todos los vehículos militares gatos blancos. Además, se ordenó traer ese tipo de gatos a las bases militares, para que vivieran ahí. Los birmanos consideraron esa señal divina como inequívoca, y de ahí en adelante colaboraron con los ingleses, desoyendo la influencia japonesa.

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Sir Winston Churchill, que se encontraba muy enfermo, en cama, atendido por sus médicos, estaba con su gato, quien le cuidaba día y noche y no se apartaba de su lado. Una noche, cuando ya parecía que estaba fuera de peligro, y los médicos no temían por su vida, su gato empezó a maullar para salir de la habitación. Al día siguiente, Churchill amaneció muerto, habiendo presentido su gato su muerte inminente, y despidiéndose de él. Como recompensa de su afecto, al estar con él hasta el final, Churchill no se olvidó de él en su testamento.



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LOS GATOS EN LA ROMA ACTUAL

En la actualidad, existen en Roma cerca de 300.000 gatos, en unas 2.000 colonias, protegidas desde el año 2001, por la Junta Municipal del centro histórico de Roma que los declaró Patrimonio Biocultural de la ciudad. De esta forma, en aras de la larga amistad que une al pequeño felino con las calles y ruinas de la Ciudad Eterna, los romanos salvaron la herencia y la riqueza que aporta el denominado “Felinus romanus”, que contempla majestuoso, las inmemoriales ruinas de Roma. Las colonias son cuidadas por voluntarias amantes de los felinos, conocidos como gattare, que han fundado varios santuarios felinos a lo largo de la ciudad. Uno de los más famosos se encuentra a la sombra de la Torre Argentina, un santuario felino situado junto al lugar donde el emperador Julio César fue asesinado. Este lugar, que contiene algunos de los templos más antiguos de Roma, fue excavado en 1929, dejando un área protegida bajo el nivel de la acera, al que se trasladaron los mininos. Y tras ellos, los gattare. A ella se dirigía todas las mañanas para alimentar a sus queridos mininos la más famosa de los gattare, la gran actriz italiana Anna Magnani, premiada con un Óscar de la Academia por su interpretación en “La rosa tatuada”, junto al inolvidable Burt Lancaster.

Posteriormente, en 1994 se fundó como tal el Santuario, en la caverna excavada, que fue usado como refugio nocturno y almacén de alimento para los gatos. Las donaciones y las visitas turísticas permitieron no sólo alimentar a los felinos, sino también proporcionarles asistencia veterinaria y esterilizaciones, ya que son muchos los gatos que llegan al Santuario en muy malas condiciones al ser víctimas de accidentes o maltratos. Así, el foro de Trajano, el Coliseo, el cementerio protestante, donde reposan los poetas ingleses Keats y Shelly, a la sobra de la gran Pirámide mausoleo del rico magistrado Caius Cestius, tienen también colonias felinas atendidas por voluntarios, aunque allí los gatos son conocidos como “guardianes de los muertos”.

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