martes, 29 de marzo de 2011

Los premios Ig Nobel

     Los Premios Ig Nobel son una parodia estadounidense del Premio Nobel y se entregan cada año a principios de octubre por los logros de diez grupos de científicos que «primero hacen reír a la gente, y luego le hacen pensar».

     El nombre de estos premios es un juego con la palabra inglesa «ignoble» —que en castellano significa innoble («que se caracteriza por la vileza, bajeza o mezquindad»)— y el nombre «nobel», por Alfred Nobel. Con los años, los organizadores han dado muchos orígenes satíricos a los nombres de los premios, incluyendo una demanda temprana sobre que Ig Nobel se llamaba el hombre que inventó la «soda pop».


     La ceremonia la organiza la revista Annals of Improbable Research (AIR) y es co-patrocinada por la Harvard Computer Society, la Harvard-Radcliffe Science Fiction Association y The Harvard-Radcliffe Society of Physics Students; se celebra en el Sanders Theatre, de la Universidad de Harvard y el objetivo, según sus propios organizadores, es: «celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de todos por la ciencia, la medicina, y la tecnología». La ceremonia se celebra a inicios de octubre, mientras que la verdadera ceremonia de los premios Nobel se celebra en diciembre.

     Los primeros Premios Ig Nobel fueron adjudicados en 1991, aunque en aquella época eran premiados descubrimientos «que no podían, o no debían, ser reproducidos». Diez premios se otorgan cada año en muchas categorías, incluyendo el Premio Nobel de Física, Química, Fisiología / Medicina, Literatura y Paz, además de otras categorías como Salud pública, Ingeniería, Biología e Investigación interdisciplinaria. Con la excepción de tres premios en el primer año, los Premios Ig Nobel son para verdaderos logros.

      Muy a menudo llaman la atención los artículos científicos que tienen algún aspecto humorístico o inesperado. Los ejemplos van desde el descubrimiento de que la presencia de los humanos tiende a excitar sexualmente a los avestruces, pasando por la afirmación de que los agujeros negros cumplen todos los requisitos técnicos para ser la ubicación del infierno, hasta la investigación sobre la «regla de los cinco segundos», la creencia de que la comida que cae al suelo no se contamina si se recoge dentro de los cinco primeros segundos.

     Los premios son presentados por auténticos ganadores de premios Nobel. Inicialmente fue una ceremonia en una sala de conferencias en Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) pero ahora se realiza en el Sanders Theater de la Universidad de Harvard. La entrega de premios se cierra tradicionalmente con las palabras: «Si no ganaste un premio —y especialmente si lo hiciste—, ¡mejor suerte el próximo año!».

     Que los Ig Nobel premien la rareza, la curiosidad o incluso la excentricidad, no significa que esas investigaciones sean del todo inútiles o superfluas. En este mundo todo puede tener su utilidad y hasta el descubrimiento más estúpido puede resultar beneficioso en un momento dado.

     Sin ir más lejos, en el 2006 se concedió un Ig Nobel de Química a un estudio que demostraba que el mosquito de la malaria se siente atraído por el aroma del queso Limburger y el olor de pies. Esto que parece ridículo hoy en día ha ayudado a combatir epidemias de malaria en África. Actualmente se utiliza este tipo de queso para luchar contra la malaria colocándolo en determinados lugares con exitosos resultados.
     Los ganadores del año 2010, por categorías, fueron los siguientes:

1. Ingeniería: para Karina Acevedo-Whitehouse y Agnes Rocha-Gosselin, de la Sociedad de Zoología de Gran Bretaña, y Diane Gendron, del Instituto Politécnico Nacional de México, por encontrar una nueva forma de estudiar enfermedades respiratorias en las ballenas, volando un helicóptero a control remoto sobre el animal cuando sale a la superficie y atrapar los mocos en bandejas ubicadas en la parte inferior de la nave.

2. Biología: para Min Tan, del Instituto Entomológico de Guangdong, y Gareth Jones, de la Universidad de Bristol, por descubrir y documentar científicamente que los murciélagos de la fruta tienen sexo oral, demostrando que los humanos no son los únicos que lo hacen.

3. Paz: para Richard Stephens, John Atkins, y Andrew Kingston, de la Universidad de Keele, por confirmar que insultar alivia el dolor producido por un golpe.

4. Química: para Eric Adams, Scott Socolofsky, Stephen Masutani y BP, por desacreditar la antigua creencia que el agua y el aceite (refiriéndose al petroleo) no se mezclan.

5. Medicina: para Simon Rietveld, de la Universidad de Amsterdam, e Ilja van Beest, de la Universidad de Tilburg, por descubrir que los síntomas del asma se pueden tratar con un recorrido en montaña rusa.

6. Física: para Lianne Parkin, Sheila Williams, y Patricia Priest, de la Universidad de Otago, por demostrar que la gente resbala y cae menos en el hielo si usan los calcetines por fuera de sus zapatos.
7. Economía: a los ejecutivos y directores de Goldman Sachs, AIG, Lehman Brothers, Bear Stearns, Merrill Lynch, y Magnetar, por crear y promover nuevas formas para invertir dinero, formas en que se maximizan los beneficios financieros y se minimiza el riesgo económico para la economía mundial… o una porción de esta.

8. Administración: para Alessandro Pluchino, Andrea Rapisarda y Cesare Garofalo, de la Universidad de Catania, por demostrar matemáticamente que las organizaciones serían más eficientes si promueven personas de manera aleatoria.

9. Salud Pública: para Manuel Barbeito, Charles Mathews, y Larry Taylor, de la Oficina de Salud y Seguridad Industrial, por determinar -por medio de experimentos- que los microbios se suben a los científicos con barba.

10. Planeación de transportes: para Toshiyuki Nakagaki, Atsushi Tero, Seiji Takagi, Tetsu Saigusa, Kentaro Ito, Kenji Yumiki, Ryo Kobayashi, Dan Bebber y Mark Fricker, por determinar la ruta óptima de las vías férreas usando hongo mucoso.

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