sábado, 12 de marzo de 2011

GATOS ASOMBROSOS III


"El más pequeño gato es una obra maestra." - Leonardo da Vinci, humanista e inventor italiano (1452-1519).
GATOS QUE ANUNCIAN LA MUERTE

¿Anuncia el gato su propia muerte? En algunas ocasiones se ha encontrado muerto un gato que la tarde anterior había requerido insistentemente ser acariciado largo tiempo por su amo, o bien que había ido a refugiarse durante mucho rato debajo de un mueble. Es posible que puedan presentir su propia muerte, pero no hay mucha literatura al respecto.
En su “Autobiografía espiritual” (1948) el filósofo ruso Nicolaj Berdjaev cuenta que su gato Mourry, sintiendo próximo su fin, se arrastró hasta la habitación de una persona gravemente enferma, saltó sobre su cama y, súbitamente, murió.
Sin embargo, el gato puede ser capaz de sentir la muerte de un ser humano; muchos afirman que los gatos acuden a los lechos de los enfermos que van a morir en el término de escasas horas.
En París un gato, cuyo propietario estaba muy enfermo, comenzó a maullar desesperadamente y a agitarse hacia las tres de la madrugada: era el momento en el que su amo agonizaba…Después, el gato rehusó penetrar en la estancia antes ocupada por su amo.
Otro ejemplo más actual es el de Oscar, el gato que vive en el Steere House, un geriátrico de Estados Unidos y que detecta quién va a morir. Unos minutos antes de que muera, Oscar se sube a su cama y permanece ahí hasta que fallece. Nunca se ha equivocado.
Parece, además, que los gatos se percatan del abandono definitivo que significa la muerte, y se sabe de gatos que se han negado a abandonar la tumba de su amo, aunque no es común, pues esto es más propio de los perros. 
Un ejemplo de gato que se negó a abandonar la tumba de su amo, fue el de la esposa de Edgar Allan Poe. Poe tuvo dos gatos, Cattarina y Plutón. Cuando la joven esposa del escritor, Virginia, murió de tisis, Plutón (en quien se basaría para escribir “El gato negro”), se negó a abandonar la tumba de su ama y languideció ahí.

GATOS CON… ¡ALAS!
        En los últimos cien años se ha documentado la existencia de gatos con alas cubiertas de pelo. Hay varios casos documentados de estas extrañas anomalías.
        El primer documento sobre un gato alado lo provee el escritor norteamericano Henry David Thoreau, en 1842. El escritor decía que unos pocos años antes de ir a vivir al bosque, había un gato alado en una de las granjas de Lincoln, cerca del estanque del señor Gillian Baker.
La primera evidencia fotográfica de estos animales, sin embargo, data del año 1890, en Manchester, Inglaterra. Este gato tenía una especie de alas que le salían desde la espalda. Hubo otro documento en Oxford, en 1933, de un gato negro capturado por la señora Hughes Griffiths y fue exhibido en el zoológico de Oxford.
En 1897, varios testigos afirmaron ver un gato volador en Mathlock, Derbyshire, Inglaterra. Lo mataron de un disparo y apareció en el periódico de High Peak en junio de ese mismo año.
 En 1949 nació en Suecia un gato alado con unas alas de 58 centímetros de envergadura.
En 2007, en Xianyang Shaanxi, China, el gato de una anciana llamada FENA desarrolló alas de 40 centímetros con huesos. Normalmente, sólo es piel con pelo, pero en este caso atípico tiene huesos bajo la piel.
        Desde la primera fecha ha habido muchos otros testimonios, certificados por fotógrafos, testigos y veterinarios. Nombrarlos todos llevaría demasiado tiempo y es por eso que sólo he seleccionado unos cuantos casos.
La existencia de los gatos alados es posible debido a dos factores: Según el zoólogo y criptozoólogo británico doctor Kart Shuker, el primer factor se debe a una malformación genética llamada astenia cutánea felina, por la cual la piel de la espalda es extensible sin que cause dolor al animal e incluso esta puede con el tiempo llegar a cicatrizar y crear extensiones rígidas a modo de un par de alas abiertas, que se recubren de pelo.
El segundo factor es producto de una alteración del pelaje que hace que el pelo les crezca anormalmente y les cuelgue a los lados como un par de pequeñas alas. En algunos de los casos de gatos con alas, al agarrarles de esas protuberancias, se las han arrancado, debido a que sólo era pelo.

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